Como mola el brachiosaurio Que bueno estaba el brachiosaurio, allí, enorme e imponente, con su musculoso cuerpo de tres metros y esa mirada enloquecida, la mano izquierda levantando la cola del débil raptor para introducir con mas facilidad su insanamente gigante verga, un trozo de carne cilíndrica dura como el acero y de medio metro de largo por diez centímetros de grueso, penetrando el culo de ese débil lagarto. Su culito de mantequilla no era el único agujero de su cuerpo que estaba ocupado, ya que un segundo macho (un raptor rojizo mucho mas grande que el) le había atado las muñecas y le estaba forzando la boca a chupar la enorme verga pardusca. El raptor más grande estaba arrodillado de piernas abiertas sobre el suelo con los testículos reposados en las frías baldosas del gimnasio. El pobre centro de aquellas maquinas de follar, de aquellos dos sacos de testosterona con una enorme verga como válvula de escape era un pequeño raptor de 18 años, que no alcanzaba el metro sesenta de altura y que nunca había sido enculado. Por eso, añadido a los fluidos corporales sobre todo su culo y su cara, se unían las lagrimas. El increíble mástil de carne como una tuneladora orgánica que el brachiosaurio empujaba y sacaba de su ano le hacia mas daño que otra cosa, y a veces notaba un dolor intenso como de agujas, otras veces una presión como un pellizco, pero sobre todo notaba la gorda cabeza arrastrando la piel de su intestino y separando sus paredes anales. Tenía el cuerpo en total control de los dos machos, con esa vergaza mastodontica del brachiosaurio dándole por el culo por primera vez en su vida. La verga (la otra) del raptor rojizo, sabia fatal pero el lagarto la tenia cogida por la base y no le dejaba sacarla de su lengua y su boca, obligando al debilucho raptor verde a chuparla sin remedio, el cual tenia que cuidarse de no morderla. La fuerte y áspera mano del brachiosaurio sujetaba la cola bien alto, para que no se le ocurriese proteger su entrada trasera. El raptor verde pensó que había sido un mal día para visitar el gimnasio, cuando en los vestuarios se le habían acercado aquellos dos saurios, el raptor por delante y el brachiosaurio por detrás, con una cuerda y un bote de lubricante para sexo. Le habían tirado al suelo y atado junto a un banco y se lo estaban follando desde hacia ya tres horas, con la verga del brachiosaurio siempre profunda en su culo desde hacia ya dos horas, por que previamente le había hecho una mamada al sauropodo. Ahora era el raptor a quien hacia la mamada, el cual olía y sabía aun peor que el brachio, y su verga estaba tan forzada en su lengua que le daban arcadas. El raptor verde no gemía por que no tenia sentido, solo gorjeaba y decía “Mmh” cada vez que el brachiosaurio daba un empujón o un tiron, algo que sucedía en un segundo, por que el brachiosaurio daba unos empujones tan rápido que parecía un robot, una maquina de follar, de penetrar culos de miel y caramelo, jóvenes y vírgenes, listos para probar por depravados como aquel. Su medio metro de largo por diez centímetros de grueso y sus testículos tan grandes como pomelos dominaban su culo, mientras que el resto del poderoso cuerpo, de músculos enormes, fuertes y duros le dominaba por completo. Olía muy mal, a agrio y amargo, sudaba como un cerdo y expelía un aroma extravagante y repulsivo por las axilas, las ingles, el cuello y los pies, mientras que las ásperas manos raspaban sus escamas suaves y blandas como las de una serpiente. Las escamas de los dos machos eran gruesas y ásperas como las de un cocodrilo, y le arañaban como lijas contra su lisa y suave piel reptiliana. Tenía los ojos cerrados y la boca bien abierta, por lo que no veía los dos pares de ojos, cínicos y enloquecidos que lo miraban con una amplia sonrisa de satisfacción. Entonces los empujones del Brachiosaurio se hicieron aun más rápidos, machacando su ano y sus glúteos con los potentes embates de sus caderas, lo cual indicaba que estaba a punto de correrse, por sexta vez en esas dos horas que llevaba follandose su delicioso culo de caramelo, un culo joven y recién desvirgado. El Brachio apretó la cola del raptor que sujetaba con su mano izquierda en alto y mugió profundamente enviando a través de su verga una enorme descarga de fluidos que se precipito dentro del ano del raptor, para formar parte de la piscina de semen que tenia dentro de su cuerpo. El Brachio se detuvo en sus embates sin sacar el medio metro de verga del culo del raptor verde para recuperar el aliento, tomando un par de bocanadas de aire y retomando de forma violenta e inesperada el ritmo, y otra vez metiendo y sacando el medio metro de su culo con movimientos pistonicos y empujones dolorosos y sordos. La verga de grueso y duro acero se hincaba a base de bien contra las paredes de su intestino, las cuales a pesar de todo no se acostumbraban a aquel gigantesco órgano erecto. Y el raptor rojizo de su boca acabo por correrse, llenándole las mandíbulas de semen hasta desbordarse por las comisuras y resbalársele por el cuello, hasta caer al suelo mientras el lagarto de color verde no hacia mas que intentar beber aquel semen que pasaba por su cansada garganta, en el borde del vomito por los litros y litros de semilla en su estomago. El vestuario del gimnasio, aquel espacio se había convertido en su prisión, una prisión donde el Brachio le daba por el culo con toda esa enorme polla escamosa, la de la boca no le importaba, pero la del culo le estaba destripando. Desde que el Brachio y el raptor rojizo hubiesen empezado a abusar de el, había estado una hora con la polla del raptor rojizo en el culo, y dos horas con la del Brachio en su ano, al igual que había estado una hora con la verga del Brachio en la boca, y dos con la del raptor rojizo en su garganta. Su trasero no había tenido ocasión de respirar y de recuperar su forma original, con esa carne llena de escamas tan adentro. Le tenían invadido por completo, sin dejarle escapar. Lo raro era que no le habían hablado en todo el rato. Entonces el raptor rojizo saco su verga de la boca del raptor verde y debilucho, y casi al instante el Brachio saco su verga por primera vez en dos horas del culo del raptor. Estaba empapada con su propio semen y la restregó por toda la espalda del lagartijo verde dejando un graffiti de color blanco. Se puso de pie y se alejo con el otro raptor (el rojizo) hasta salir del vestuario. Entonces el raptor verde se sentó con cuidado en un banco y cogio el dinero que le estaba ofreciendo su amigo el T-Rex color crema que entraba en ese momento. “Tu ganas” dijo el Rex. “No imagine que fueses a durar mas de una hora.” “Tres horas, y dos con ese Brachiosaurio dándome por el culo. Hay que ver como mola el Brachiosaurio.” Fin